Hace ya 2 meses que llegamos a Barcelona, después de una aventura única y una experiencia inimaginable nos plantábamos en casa con un montón de proyectos nuevos e inquietudes viejas. Entre ellos coser sin parar. Las cosas al final no son tan fáciles como uno se las imagina en su bonito mundo de luz y de color… y al final lo de "coser sin parar" no se ha hecho realidad (todavía). Pero hoy, si o si, peti qui peti me planto en costura y me reconcilio con las telas. Lo dicho, peti qui peti.
Y mientras tanto, hasta que las novedades no inunden nuestra casa, nos conformaremos con rememorar costurikas del pasado, recordándome a mi misma el orgullo de coser y deseándome suerte en el intento.